martes, 11 de noviembre de 2008

Yo voy, lobo estepario, trotando
Por el mundo de nieve cubierto;
Del abedul sale un cuervo volando,
Y no cruzan ni libres ni corzas el campo desierto.

Me enamora una corza ligera,
En el mundo no hay anda tan lindo y hermoso;
Con mis dientes y zarpas de fiera
Destrozara su cuerpo sabroso

Y volviera mi afán a mi amada,
En sus muslos mordiendo la carne blanquísima
Y saciando mi sed en su sangre por mí derramada,
Para aullar luego solo en la noche tristísimo.

Una liebre bastara también a mi anhelo;
Dulce sabe su carne en la noche callada y oscura.
¡Ay! ¿Por qué me abandona en letal desconsuelo
De la vida la parte mas noble y mas pura?

Vetas grises adquiere mi rabo peludo:
Voy perdiendo la vista, me atacan las fiebres;
Hace tiempo que estoy sin hogar y viudo
Y que troto y que sueño con corzas silvestres.

Que mi triste destino me ahuyenta y me espanta
Oigo al aire soplar en la noche de invierno,
Hundo en nieve mi ardiente garganta,
Y así voy llevando mi mísera alma al infierno.

Harry Haller en “El Lobo Estepario”

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