
Cuando los amantes han alcanzado el clímax
de su vida común
y a su colmo de dicha sólo siguen las nubes
deben subir hasta la cumbre del Fuji-yama
y lanzarse por la boca del volcán encendido
Su caída dura toda la primavera
y hay la posibilidad de que caigan con vida
Sólo entonces el amor sería eterno
Jotamario Arbeláez