miércoles, 28 de mayo de 2008

Gustos (ejercicio personal)


Pensar en que me apasiona es simplemente echarle un vistazo a las calles. El asfalto y el metal, las voces, los ruidos, la gente y sus ojos. Verlos por horas o minutos e imaginarme lo que piensan ellos, tal vez que piensan de mí, de la misma calle, de la ciudad.
Amo la ciudad, ponerle melodías a los días, me gustan que me sepan amargos, que suenen a rock and roll… a blues. Me gustan las lágrimas de la gente ¿Cómo se puede conectar la mente y los ojos para producir agua salada? No sé, es simplemente esa complejidad del ser humano, que a veces es tan perfecto y a veces no. Adoro pensar en las imperfecciones mías y tuyas. Pensar y escribir lo que observo. Inventarme un mundo que no es tan ajeno a mí. Que cada personaje tenga algo mío, pero que no sobrepase la barrera de lo verídico. Adoro el momento exacto donde un objeto o suceso tan pequeño puede desatar en mi cabeza una inmensa historia.
Caminar por las calles peligrosas, que golpean hasta lo más intimo, pero que las siento como mías.
Me quedo muda viendo el cambio del día a la noche, sentir el viento caleño en los oídos que se mezcla con los murmullos de la mente.
Fumarme un cigarrillo con un tinto en las mañanas, se siente como arde la boca del estomago y depronto… zaz!! Llega la hora de irme.
La mezcla perfecta entre el verde y el gris de la ciudad. Poder tener al lado un río y al otro, una calle llena de carros, de rostros, de historias.
Adoro tener conversaciones estúpidas, reírme por horas enteras de cosas sin sentido ¿De que sirve tener sentido? ¿De donde viene ese sonido? Crog Crog Crog ¿Son ranas en la oscuridad? ¿La madremonte, la llorona? Todos dicen que son cigarras; yo creo que son duendecillos del tamaño de las gotas de rocío que descansan en cada una de las hojas de los árboles.
Llegar a mi cama después de una noche de duendecillos, sabores amargos, risas estúpidas y rostros imperfectos, hacer zapping en el televisor y quedarme en una de esas historias que no sobrepasan la barrera de lo verídico.
Cuando estoy triste y el agua salada corre, me gusta seguir pensando en esas cosas que me inquietan para sentirme peor aún. El masoquismo.
Cada vez que puedo, mientras camino, intento hacer la de Jack Nicholson, no pisar las divisiones de los pisos.
Si estoy sola, pongo a Janis y su vos viseral a todo volumen e intento imitarla, lograrlo sería más difícil que hacer que lluevan ranas para arriba.
Me gusta ir por la calle, caminar con los ojos cerrados y hacerme la ciega, sentir la adrenalina de estar cerca de tropezarme con algo y caer… Una vez me empujaron, y caí… hondo y doloroso, pero ahora puedo decir que me estoy empezando a levantar.
¿Y donde queda el amor? El de la familia, incondicional, pero el de un hombre… no sé. El amor por un hombre no se puede calcular, simplemente cuando está, cierra todos los sentidos en uno mismo. Cerrar los ojos.. Y disfrutar del día.
Pensar en la realidad, en lo que puedo tocar y lo que no. ¿Existe una realidad? ¿Será la misma para todo el mundo? A veces creo que cada uno ve las cosas distintas, de colores y tonalidades diferentes, pero nadie le dice a nadie… porque ese es el secreto de cada quien. Me encantan los secretos, que me lo susurren al oído y luego… “no se lo digas a nadie…”.
No me gusta cogerme de la mano, pero sí que me seduzcan con la mirada y me dejen el camino libre para hacer lo que yo quiera con esos ojos. Todos los días me pregunto “¿Qué me va a pasar hoy?”.
Me gusta pensar, sí, es verdad… Intentar volverme loca resolviendo silogismos que surgen en una conversación, y luego ¡puf! Volver a mi estado normal. Simple, sin mas palabras…
Amo el mar pacifico Chocuano. Amo Pance, amo el verde, verde que te amooo ¡Verde! Decidí que cuando me canse de la ciudad en serio viviré de la tierra, en el mar o en el río, sola o con quien tenga el gusto de estar.
Me gustaría poder cambiar de vida, un día con un hombre, y ver si es igual de interesante que ser mujer. Amo a las mujeres y a veces odio a los hombres, pero como los odio, me gustan más.
Me encanta reírme de la gente, de sus rostros, del mío.
Se me eriza la piel cuando escucho un punteo de guitarra de Santana. Amo que mi cuerpo se mueva involuntariamente cuando escucho salsa, sentir que los pies se van a reventar de tanto sonido bestial. Me gustan los hombres con barba y olor a cigarrillo. Daría cualquier cosa por estar en la Cali de Andrés Caicedo, el olor, el sabor y el perdón. Me gusta tener descendencia negra. Que me mimen y me maltraten al mismo tiempo, los besos en el cuello, las mañanas frías, la lluvia y como corre por la calle. Ponerme a dieta de cyndor y cocaína con Calamaro. Me gusta enamorarme todos los días de alguien distinto. Me gusta soñar, inventarme cosas y que la gente me crea, me gusta soñar…Puedo vivir teniendo sexo sin amar, pero cuando es de verdad… me encanta descubrir cosas en las pieles de la gente. Me gustan las espaldas y los huesos, el chocolate, las frutas, la sal. El olor a chontaduro y que me den ganas de comerlo. Me gusta ponerle apodos a la gente, pero que no me los pongan a mí. Me gusta ser mujer.

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